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Las agujetas son una consecuencia lógica de una sesión de entrenamiento más intensiva de lo habitual.
Hasta hace
poco, se creía que las agujetas se debían a los residuos de ácido láctico en los músculos tras un esfuerzo intensivo o fuera de lo normal.
La famosa historia del ácido láctico.
En
realidad, teniendo en cuenta el flujo sanguíneo y la vasodilatación existente en el momento del esfuerzo, no queda más ácido láctico en la parte que ha sido trabajada que en el resto del cuerpo. Si las agujetas fuesen provocadas por el ácido láctico, debería haber agujetas en todo el cuerpo. Pero, no es así.
El ádido láctico es eliminado los minutos siguientes a la realización del esfuerzo físico. En realidad, las fibras musculares sufren micro roturas. Los esfuerzos excéntricos son los que crean más lesions en este área.
Ejemplo:
Descenso de montaña.
Sentarse en una silla.
En un movimiento excéntrico, el músculo proporciona un esfuerzo mientras sus
puntos de inserción se alejan. Esta rotura y su consolidación
provocan las agujetas. Se sabe perfectamente que la aspirina
fluidifica la sangre, pero no tiene nada que ver con el ácido láctico; en
contrapartida, la aspirina alivia un poco el dolor provocado por estas
roturas.
¡Ah! ¡Los prejuicios!
El masaje mejora la recuperación y permite evitar la aparición
de contracturas.
Prácticamente aceptadas por los principiantes, o cuando se
reanuda la actividad, al principio de una temporada, se recomiendan leves sesiones para
trabajar una amplia gama de grupos musculares.
* * *
Cuando vuelva a entrenar, evite trabajar específicamente los bíceps y los aductores, pues, de lo contrario, puede tener muchísimas agujetas al día siguiente y principalmente después.
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Barra (levantar - colocar) |
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Tabla energética
de los alimentos |
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